Se vio en seguida en los ojos de los Lakers que el tercer partido de estas Finales de la NBA era para ellos una cuestión de orgullo, no ya para reflotar una serie que se hubiera puesto muy fea para sus intereses con el 0-3 en contra, sino por el hecho de jugar en casa y dar un golpe de autoridad. Por no deshonrar una camiseta histórica y el propio cruce con Boston, ansiado por todos con meses de antelación.
Tanto ellos como la NBA respirarían contentos al final de este martes con la victoria de Los Ángeles, 87-81, ante unos Celtics que malograron una gran oportunidad de apretar un poco más el cuello de los californianos. Ahora, con su ventaja reducida a 1-2 y los dos próximos partidos en el Staples Center, las cosas se antojan bastante más complicadas para los de Doc Rivers.
Su misión de ganar en Hollywood sigue en pendiente gracias, sobretodo, a un majestuoso Kobe Bryant que se fue hasta los 36 puntos en una serie de 12 de 20 en el tiro, el reajuste arbitral que favoreció a los de casa tras la polémica en Boston, y las aportaciones clave de Pau Gasol y el suplente Sasha Vujacic en el último cuarto.
A este llegaron los Lakers con los deberes por hacer y, los Celtics, ventaja de 62-60. Pero una vez allí el catalán y el reserva se entonaron para secundar a un Bryant que se puso la capa de superhéroe en los últimos tres minutos para finiquitar a los visitantes. Había empezado bien el astro angelino, con recobrada agresividad tras desquiciarse en el segundo partido del TD BankNorth; y sus compañeros le acompañaron durante la primera parte, que cerraron los dorados con ventaja de 10 puntos y la confianza en buen estado, tras constatar que no sería esta la mejor noche del Big Three de Boston.
Kevin Garnett fue un lastre para su equipo en el apartado ofensivo en esa primera mitad, en que falló nueve de sus 10 lanzamientos a canasta, pero también fue el catalizador defensivo que capturó 10 rebotes y anuló ofensivamente a Gasol, destacando un categórico tapón sobre el ex azulgrana que ingresó de inmediato en la videoteca de su duelo personal. Paul Pierce, por su parte, deambulaba desconocido, quizás renqueante de su lesión de rodilla, con apenas dos puntos en su casillero individual.
Se repite la historia
Pero a Boston le quedaba todavía por jugar la carta de la pájara obligatoria de los Lakers en el tercer cuarto. Si las dos primeras derrotas del equipo angelino se fraguaron en sus pésimas prestaciones tras el descanso, su primera victoria no se libró de la pesadilla. Con un Garnett más agresivo cerca del aro y Ray Allen con la muñeca caliente, los Celtics aplicaron un tirón de 17-3 que llegó a distanciarles de cinco puntos en el electrónico.
El parcial llegó, curiosamente, tras caer lesionado Rajon Rondo en el bando visitante, con lo que Rivers optó por relevar en la rotación al inefectivo Sam Cassell por el inédito Eddie House. Vivió peligrosamente el cuadro de Phil Jackson en ese tramo, demasiado alterado en las transiciones rápidas, trabado por el juego físico de los Celtics en su propio aro y mantenido vivo sólo gracias a los lanzamientos exteriores de Vujacic, que lideró la rebelión desde el banquillo.
Gracias a la muñeca del esloveno y la primera canasta de Gasol al cierre del cuarto, los locales llegaron al periodo decisivo con una desventaja asumible de 62-60. Y, tras intercambiar triples para abrirlo Vujacic y Allen, finalmente Bryant adelantó a los suyos, 68-69, con otro lanzamiento de tres a falta de siete minutos para el final.
Pero a Boston le quedaba todavía por jugar la carta de la pájara obligatoria de los Lakers en el tercer cuarto. Si las dos primeras derrotas del equipo angelino se fraguaron en sus pésimas prestaciones tras el descanso, su primera victoria no se libró de la pesadilla. Con un Garnett más agresivo cerca del aro y Ray Allen con la muñeca caliente, los Celtics aplicaron un tirón de 17-3 que llegó a distanciarles de cinco puntos en el electrónico.
El parcial llegó, curiosamente, tras caer lesionado Rajon Rondo en el bando visitante, con lo que Rivers optó por relevar en la rotación al inefectivo Sam Cassell por el inédito Eddie House. Vivió peligrosamente el cuadro de Phil Jackson en ese tramo, demasiado alterado en las transiciones rápidas, trabado por el juego físico de los Celtics en su propio aro y mantenido vivo sólo gracias a los lanzamientos exteriores de Vujacic, que lideró la rebelión desde el banquillo.
Gracias a la muñeca del esloveno y la primera canasta de Gasol al cierre del cuarto, los locales llegaron al periodo decisivo con una desventaja asumible de 62-60. Y, tras intercambiar triples para abrirlo Vujacic y Allen, finalmente Bryant adelantó a los suyos, 68-69, con otro lanzamiento de tres a falta de siete minutos para el final.
Llegado el momento decisivo, Pierce intentó echarse el equipo a la espalda pero sumando sólo cuatro puntos más, mientras que Garnett desapareció del mapa al tiempo que se agrandaba la figura de Gasol. El catalán sumó a partir de los últimos cinco minutos cuatro de sus nueve tantos finales, pero fueron los que dotaron a su equipo de su máxima ventaja, 77-70, tras dos rebotes ofensivos y bandejas consiguientes. Si anduvo fallón el pívot, especialmente en los tiros libres, lo compensó con su tesón y buena defensa sobre el Big Ticket que, junto con Pierce, combinó para una horrenda noche en el tiro de seis de 35.
El único que se salvó en Boston fue Allen, con sus 25 tantos finales y buena, aunque inútil, defensa sobre Bryant. Intentó parar como pudo a su archirival personal, pero erró su técnico al dejarle aislado en los instantes finales: justo cuando House había logrado responder con una canasta de tres a un triple anterior de Vujacic y suspensión de Bryant, este deshizo el 81-85 del último minuto con una finta de libro sobre Allen e implacable tiro posterior.
Fue la última canasta del partido y un punto de exclamación para el Staples Center, repleto hasta la bandera y jubiloso con el mensaje de su ídolo: Hay serie.
El único que se salvó en Boston fue Allen, con sus 25 tantos finales y buena, aunque inútil, defensa sobre Bryant. Intentó parar como pudo a su archirival personal, pero erró su técnico al dejarle aislado en los instantes finales: justo cuando House había logrado responder con una canasta de tres a un triple anterior de Vujacic y suspensión de Bryant, este deshizo el 81-85 del último minuto con una finta de libro sobre Allen e implacable tiro posterior.
Fue la última canasta del partido y un punto de exclamación para el Staples Center, repleto hasta la bandera y jubiloso con el mensaje de su ídolo: Hay serie.
Ficha técnica:
87 - Los Ángeles Lakers (20+23+17+27): Fisher (6), Bryant (36), Radmanovic (3), Odom (4), Gasol (9) -cinco inicial-, Ariza (4), Farmar (5), Walton (-), Vujacic (20) y Turiaf (-).
81 - Boston Celtics (20+17+25+19): Rondo (8), Allen (25), Pierce (6), Perkins (8), Garnett (13) -cinco inicial-, Cassell (2), Posey (9), Brown (3), House (6) y Powe (1).
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