viernes, 13 de junio de 2008

Los Celtics sacan el orgullo (91-97)


Orgullo celta. El slogan luce como emblema en casa de los históricos Celtics y este jueves transpiró también en el ambiente de un Staples Center que se quedó de piedra tras la proeza del equipo de Doc Rivers fuera de casa.


Perdiendo de 21 puntos en el primer periodo del cuarto partido, la desventaja más amplia de la historia de las Finales de la NBA, Boston tiró de casta durante media hora para acabar culminando una remontada de lo más improbable, ganando 91-97 y poniendo a los Lakers contra la pared con ese 3-1 en contra en la serie.


Están a una victoria de lograr su primer título en dos décadas, y nadie lo hubiera dicho al termino del primer cuarto, que acabó 35-14 favorable a Los Angeles; o al descanso con ventaja de 58-40 para los locales, que dominaron con suficiencia el rebote y recuperaron en ese tramo la mejor versión de un Lamar Odom que no falló un tiro en los 12 primeros minutos.


Los de Phil Jackson quizás se confiaran entonces, pero parece poco probable dado su nefasto historial en los terceros cuartos de la serie. Y el patrón volvería a repetirse, anulando el buen sabor de boca de la canasta sobre la bocina de Farmar antes del descanso. Su tercera derrota de las Finales pareció obedecer más al paso al frente de su oponente que a su propia tendencia a la autodestrucción.


Fue más equipo Boston, y durante más tiempo, con el Big Three de Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen funcionando a toda máquina con 55 puntos combinados; marcadamente este último, que jugó el partido entero en una noche memorable. Allen no sólo no se sentó en el banquillo ni un segundo, sino que realizó una encomiable labor defensiva sobre un Kobe Bryant limitado a 17 puntos en seis de 19 tiros, y apareció en los momentos clave para aportar serenidad y canastas inverosímiles, como la espectacular dejada que puso el 83-86 en el marcador a 3,16 del final. Y a sus 19 puntos añadió la nada desdeñable cifra de nueve rebotes.


Por catastrófico que fuera el descalabro de los angelinos, resulta imposible negar el mérito de unos Celtics que logaron reponerse, una vez más, del duro mazazo inicial para no sólo llegar al último cuarto con opciones de victoria, sino tener la entereza y confianza suficientes como para finiquitar a su oponente a ambos lados de la cancha. Boston lo hizo con sus estrellas y gladiadores como Leon Powe o el reserva James Posey, autor de 18 puntos con cuatro triples.


En una jornada en que sus bases fueron un cúmulo de despropósitos, los de Massachusssets supieron mantener a flote la nave y apuntarse un gol numérico y moral con el triunfo en territorio ajeno. Sin prisa pero sin pausa, se mantuvieron a una distancia razonable en el marcador y fueron limando diferencias de estilo, imponiendo su baloncesto estático sobre el ritmo frenético que pretendían mantener los de Jackson.


Menos es mejor
A los Lakers les fue mucho mejor mientras Bryant se mantuvo al margen en el apartado anotador, repartiendo hasta 10 asistencias, que a partir del momento en que lograra su primera canasta en el tercer cuarto, cuando Rivers ajustó su defensa y colocó a Pierce sobre el Black Mamba. Liberado Allen y enchufado Garnett, que superó en su duelo particular a Gasol, los Celtics se marcaron un parcial de 21-3 que capitalizó PJ Brown con un mate final y la desventaja reducida a 73-71 de cara al último acto.


Llegados a tal punto, los de verde se fueron a por la faena y Powe empató a 73 a las primeras de cambio. Con el orgullo a todo color, superaron colectivamente a unos Lakers desorientados que vieron como Eddie House lograba con un triple para la primera ventaja visitante del choque, 84-83, a falta de cuatro minutos para el final.


Se abrió allí el tramo más bello del encuentro, con Bryant olvidando sus malos porcentajes y lanzándose de forma conmovedora a frenar la sangría. Él y su equipo, todo voluntad, se estampaban una y otra vez en la determinación de un rival que no estaba dispuesto a ceder lo que tanto trabajo le había costado conseguir.


Odom, desaparecido
Roto el partido, acabaron decidiendo las individualidades, y en esta noche mágica para Boston, las mejores vestían de verde: Allen superó a Bryant en su histórica rivalidad personal, y lo mismo hizo Garnett con un Gasol que anotó 17 tantos y capturó 10 rebotes pero vivió demasiado rato alejado del aro. Desparecido Odom como tantas otras veces en el momento decisivo, los Lakers intentaron apoyarse en Fisher y se entregaron a un frenético intercambio de canastas en los últimos dos minutos.


Su última oportunidad llegaría con un mate de Gasol tras une espectacular asistencia de Bryant y el 91-94, pero sería también su último enceste. El siguiente, en un mano a mano con el irritante Vujacic, sería de Allen y el clavo en el ataúd que resumió el resultado: el jugador más criticado en la ronda previa poniéndose el mono de trabajo primero y pidiéndose el reto después.
Era la noche de rabia para el ex Sonic. La noche del orgullo para los Celtics.


Ficha técnica:
91 - Los Ángeles Lakers
(35+23+15+18): Fisher (13), Bryant (17), Radmanovic (10), Odom (19), Gasol (17) -cinco inicial-, Ariza (6), Farmar (3), Walton (3), Vujacic (3) y Turiaf (-).


97 - Boston Celtics (14+26+31+26): Rondo (5), Allen (19), Pierce (20), Perkins (2), Garnett (16) -cinco inicial-, Cassell (-), Posey (18), Brown (3), House (11), Powe (3) y Tony Allen (-).

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